30 de abril de 2023
Autor:
David Guerrero Gil
Los que ya vamos pintando canas, en la barba más que en la cabeza, dicho sea de paso, no podemos evitar echar la vista atrás, recordar nuestra niñez y concluir que el fútbol ha evolucionado estrepitosamente en estas dos últimas décadas. El deporte ha ido cediendo peso al negocio. Los opulentos derechos de televisión permitieron traer a nuestra liga algunas estrellas que llenaron de ilusión a los aficionados en la misma medida que se llenaban las arcas de los clubs con más músculo financiero. El final de este camino ha traído un deporte de masas, pero disfrutado en su máxima expresión solo por minorías.
EL NUEVO MARCO DEPORTIVO
Si este hecho cambió por completo el marco en el que se encuadraba el fútbol de hace dos décadas, mucho más impactante ha sido para el devenir futbolístico europeo la irrupción de los clubes-estado. El poder económico que poseen, junto con algunas “licencias” que les han sido atribuidas, han provocado que los clubs, cuyo patrimonio es propiedad de los socios, se vean cada verano más débiles a la hora de acometer fichajes de renombre. Por suerte, a día de hoy, la dirección deportiva de Real Madrid se ha cambiado las gafas para poder adaptarse a la nueva realidad antes que otros clubes y ha apostado por hacerse con un capital de jóvenes promesas que se puedan convertir en las estrellas de la próxima década. Esta es una estrategia arriesgada, pero obligada, como hemos dicho, por el nuevo marco económico futbolístico que han provocado los citados clubes-estado.
LA GUERRA FRÍA DE LOS FICHAJES
La otra cara de la moneda es lo que tiene que afrontar el club a la hora de intentar acontecer el fichaje de una estrella consagrada o a punto de consagrarse. En este caso, siempre, siempre y repito, siempre, aparece un club con “barra libre “económica, con el poder y la seguridad que da tener ciertas dádivas salariales, que les permite pagar a jugadores lo que otros no pueden. El Real Madrid, siempre juega con peores cartas, pero con un JOKER en la manga. El club blanco cuenta con algo del que ningún otro club mundo puede presumir: los éxitos, los títulos, la solera, la gloria, ser el rey de Europa, ser el mejor equipo del mundo. Ante la tesitura de poder elegir entre «gloria o plata», no todos los jugadores se decantan por el lado blanco de la balanza. ¿Qué pasaría si el manantial de los éxitos, de hacer posible lo imposible, dejara de llenar de laureles la sala de trofeos del Bernabéu? Miedo me da… Mientras tanto, hay que seguir confiando en el trabajo de la dirección deportiva y, sobre todo, nada nos debe distraer de la realidad. Estamos viviendo la etapa más gloriosa y de mayor éxito de la historia del club (pese a todo y contra todos…), disfrutémosla y valorémosla porque muchos no pueden.