1 de julio de 2024
Autor:
Emilio Gracia
Un gol chilena del centrocampista del Real Madrid evita el enésimo ridículo histórico de los pross. Southgate debe tomar decisiones urgentes para mejorar los oxidados mecanismos de un equipo que juega muy por debajo de sus posibilidades
Jude Bellingham celebrando el tanto de chilena que forzó la prórroga frente a Eslovaquia. Imagen Antonio Calanni
Aplicando la fórmula Real Madrid de no rendirse jamás y de negar la derrota hasta el final Jude Bellingham salvó ayer a Inglaterra de un ridículo histórico. El centrocampista del Real Madrid fue el faro en medio de la tormenta al que se aferró una selección que vive constantemente al borde del precipicio. Es difícil de entender que una colección de grandes jugadores como la que defiende los colores de los inventores del fútbol jueguen como pollos sin cabeza. De no ser por el golazo de Jude en el descuento que forzó la prórroga Inglaterra estaría a las primeras de cambio fuera de una Eurocopa en la que partía como favorita y Gareth Southghate de patitas en la calle.
Cuatro partidos jugados, dos partidos ganados y dos empatados con 4 goles a favor y 2 en contra. Bellingham con dos tantos y Harry Kane con otros dos son, hasta ahora, los únicos futbolistas ingleses que han cantado gol en la Eurocopa. Muy poco para un equipo que exhuma talento por los cuatro costados. Bellingham, sin estar tampoco a un nivel excelso, ha tenido que sacar la castañas del fuego a un Gareth Southgathe que es incapaz de hacer funcionar a un equipo que debería volar sobre el césped. Su trabajo desde el banquillo es tan pobre que empequeñece a sus estrellas. Es incomprensible el mal momento de forma de Rise, Foden o Saka, o el escaso protagonismo que hasta ahora ha tenido Palmer, jugador revelación de la Premier League tras marcar 25 goles y dar 15 asistencias con el Chelsea esta temporada.
Ubicado en el centro de la línea de tres medias puntas del 1-4-2-3-1 Jude Belligham se movió con soltura como único canalizador del juego inglés. Ni Mainoo ni Rice lograban dar ritmo al juego ni enlazar con Foden y Saka, que deberían funcionar como puñales por los costados. Kane apenas intervenía en el juego. En medio del sopor el veinteañero Jude bajaba a recibir cerca de los centrales para dar vuelo a un equipo que languidecía. Buenas conducciones, pases en corto y en largo, aperturas a las bandas y balones verticales a los interiores fue su repertorio.
El gol de Eslovaquia en el minuto 24 hizo temer lo peor en las islas. Sin hacer mucho los centroeuropeos estaban maniatando a un equipo que era una sombra de lo que debería ser por nombres y calidad. Jude Bellingham era el oasis en el desierto y pedía a gritos que alguien le echase una mano.
Con los tabloides británicos afilando los cuchillos para despedazar a su selección emergió sobre la bocina Jude que, en una jugada ensayada, conectó una chilena tras una peinada de Guéhi a centro de Walker para poner las tablas en el marcador. «Yo mismo escribo mis guiones», contestó el madridista entre risas a una pregunta de una periodista sobre quien había escrito el final de un partido de infarto. La inercia de la inyección de moral y la indudable calidad de Inglaterra les valió para sellar el pase a los cuartos de final en el primer minuto de la prórroga gracias a un cabezazo de Kane.
El sábado a las 18.00 horas les espera Suiza, verdugos de Italia y una de las revelaciones del torneo. Southgate deberá tomar decisiones para de una vez por todas hacer que las piezas alrededor de Jude Bellingham encajen e Inglaterra se muestre, por fin, como una de las principales favoritas al título.