22 de mayo de 2023
Autor:
Iván Castejón
Valencia y Real Madrid se enfrentaron en un partido en el que el fútbol dejó de ser lo más importante. El racismo volvió a ser protagonista, dejando en evidencia a una liga que sigue sin tomar medidas al respecto.
El enfrentamiento entre Valencia y Real Madrid del pasado domingo puso de manifiesto, una vez más, uno de los grandes problemas del fútbol en nuestro país. En un partido cargado de tensión, Vinicius Jr volvió a sufrir actitudes racistas por parte de algunos seguidores del Valencia, convirtiendo la experiencia del jugador en un verdadero infierno desde antes del inicio del partido.
Todo comenzó cuando el equipo llegó a Mestalla. Un gran grupo de seguidores del Valencia «recibió» al jugador brasileño con cánticos racistas. Estos cánticos, que anticipaban lo que sucedería dentro del estadio, reflejaban el odio que el futbolista recibe en casi todos los partidos que juega como visitante. No es necesario que haya acciones polémicas en el campo, simplemente el hecho de ser quien es provoca que algunas personas actúen de la manera más despreciable posible.
La situación no se quedó fuera del estadio. Durante el partido, el jugador recibió insultos de todo tipo, pero sin duda los más lamentables fueron aquellos con connotaciones racistas. Durante la primera parte, el jugador comenzó a sufrir este acoso por parte de la grada, pero el partido continuó sin ningún sobresalto.
El problema llegaría en la segunda parte. Durante un momento en el que el partido se encontraba detenido, Vinicius afirmó haber recibido insultos racistas por parte de un aficionado. El brasileño no dudó en encararse al seguidor valencianista, lo que provocó que la policía lo sacara de su asiento.
El partido se reanudó y en el minuto 94 se produjo un altercado. El jugador del Valencia, Hugo Duro, agarró a Vinicius del cuello, quien se liberó de él con un golpe en la cara. Como consecuencia, el brasileño recibió una tarjeta roja directa y abandonó el campo mientras era abucheado por los aficionados en las gradas. En respuesta a esto, Vinicius se enfrentó a ellos, realizando el gesto de «a segunda» con los dedos.
El partido terminó y lo menos importante fue el resultado. La situación que está viviendo el jugador es crítica, siendo Vinicius el foco sobre el cual muchas personas están descargando su odio. La Liga no está haciendo nada, y semana tras semana el jugador vive una desprotección que daña tanto al propio futbolista como a la integridad de la competición.
«Cuando un estadio grita «Mono» a un jugador y el entrenador piensa en quitarlo por esto, hay algo malo que pasa en esta Liga»
Carlo Ancelotti
El jugador no dudó en manifestar su descontento ante la situación, y lo hizo de manera contundente a través de un mensaje en Twitter, donde expresó su crítica hacia el racismo y la inacción de la liga frente a estos actos discriminatorios.
En cuestión de minutos, este tweet se volvió viral, llamando la atención de uno de los principales implicados en este problema. Javier Tebas, presidente de La Liga, no tardó en responder al jugador, revelando su prioridad de señalar al futbolista en lugar de abordar la lamentable situación que vive semana tras semana.
Tras ese tweet, el jugador respondió directamente a Tebas, acusándolo de convertirse en cómplice de los racistas debido a su actitud ante el problema.
El cariño hacia el futbolista carioca ha sido evidenciado por futbolistas, políticos, organismos internacionales, clubes e incluso su propia selección. Mientras La Liga ataca al jugador, el mundo se une en una causa común para combatir el racismo. Figuras emblemáticas como Ronaldinho, la familia de Pelé, Ronaldo y Lula da Silva (presidente de Brasil), entre otros nombres influyentes, han mostrado un apoyo inquebrantable hacia el futbolista en su lucha contra esta situación.
El caso de Vinicius se convierte en un claro ejemplo de las profundas heridas que el racismo puede infligir en el mundo del fútbol y en la sociedad en general. A través de su valiente postura y la solidaridad demostrada por numerosas personalidades, queda en evidencia que el apoyo y la condena al racismo trascienden fronteras y se unen en una causa común.
Vinicius es una víctima de una realidad que ningún ser humano debería experimentar. Ninguna justificación puede legitimar o excusar actos de discriminación basados en el color de piel o en la procedencia de una persona.
Es imperativo que las instituciones deportivas y los líderes del fútbol tomen medidas enérgicas para erradicar el racismo en todas sus formas. La educación, la conciencia y la promoción de la igualdad deben ser pilares fundamentales en la lucha contra esta lacra social.
Sigamos respaldando a jugadores como Vinicius y a todos aquellos que se enfrentan al racismo. Solo así podremos construir un mundo donde la igualdad, el respeto y la diversidad sean los valores que prevalezcan, tanto dentro como fuera del campo.