Fuente: Remontada Blanca

El 5-0 del Madrid de Valdano

4 de enero de 2025

5-0 LaLiga Laudrup Manita Raúl Zamorano

Autor:
Emilio Gracia


Los blancos, con goles de Zamorano (3), Luis Enrique y Amavisca, devolvieron al Barcelona un 7 de enero de 1995 la manita recibida un año antes en el Camp Nou

Arriba, de izquierda a derecha: Buyo, Raúl, Laudrup, Hierro, Luis Enrique y Quique Flores. Abajo, de izquierda a derecha: Lasa, Amavisca, Zamorano, Sanchís y Milla. Imagen Marca

El regalo de Reyes del Real Madrid de hace treinta años se hizo esperar. De hecho llegó con un día de retraso, pero mereció la pena. Fue, nada más y nada menos, que un 5-0 al F.C. Barcelona. Aquella sonora goleada el 7 de enero de 1995 devolvía la manita que el Dream Team infringió al Real Madrid de Benito Floro un año antes y ponía los cimientos para ganar, cuatro años después, el torneo de la regularidad.

La Liga ganada en la temporada 1994-1995 fue una de las más celebradas en la historia del club. La década de los noventa no había empezado nada bien en la casa blanca. Las dos Ligas perdidas en Tenerife habían traumatizado a una afición que veía como el club, sumido en una galopante crisis económica, había perdido el paso de los grandes en el viejo continente. La llegada de Jorge Valdano en el verano de 1994 unido a los ilusionantes fichajes de Michael Laudrup  ―estrella del Barcelona― y Fernando Redondo  ―uno de los mejores mediocentros del mundo―, devolvió la ilusión a una afición poco acostumbrada a las alegrías en aquellos años.

Portada del diario Marca del 8 de enero de 1995

La Liga, una obsesión

Recuperar el título de la regularidad después de cuatro títulos consecutivos del F.C. Barcelona era la misión principal de aquella temporada. Había ganas de pisar el nuevo formato de la Liga de Campeones inaugurado por la UEFA en el curso 1992-1993 y al que sólo accedían los campeones de Liga. El equipo arrancó como un tiro con una victoria por 1-4 ante el Sevilla en el Sánchez Pizjúan. Iván Zamorano, que en un principio no contaba para Valdano, firmó la mejor temporada de su carrera convirtiéndose en el jugador más decisivo del campeonato y haciéndose con el pichichi con 28 dianas.

La jornada 16 estaba marcada en rojo y se antojaba fundamental para el devenir del campeonato. El por aquel entonces llamado partido de la máxima rivalidad o derbi (lo de El Clásico quedaba todavía lejos) enfrentaba en el Bernabéu a los merengues, líderes con 16 puntos, frente al equipo de Cruyff, cuarto clasificado con 20 puntos. Fue la última temporada en la que ganar se premiaba con dos puntos en lugar de los tres actuales.

Iván Zamorano celebrando uno de los tantos que le marcó al Barcelona la noche del 7 de enero de 1995. Imagen diario Marca

Máxima expectación

Los días previos se vivieron con mucha intensidad en la capital de España. En una época en la que los entrenamientos eran abiertos al público el lleno en las gradas de la Ciudad Deportiva durante las vacaciones de Navidad estaba garantizado, con multitud de niños ávidos por ver de cerca a sus ídolos. Los no socios debían pagar 400 pesetas (3,60 euros) para ver las sesiones. La única duda en el once del Real Madrid estaba entre Raúl, que había irrumpido de manera fulgurante en el primer equipo, y Martín Vázquez, a quien Jorge Valdano había recuperado en su mejor versión.

Con internet en pañales la única manera de conseguir una entrada para ver el partido era haciendo cola en las taquillas del Santiago Bernabéu. Treinta y siete horas antes del pitido inicial numerosos valientes se plantaron ante las taquillas para conseguir una localidad. En la reventa se llegó a pagar por una entrada 25.000 pesetas (unos 130 euros) y un palco VIP costaba 180.000 pesetas (unos 1081 euros).

Ambiente de lujo

Como no podía ser de otra manera el Santiago Bernabéu rugió como en las grandes noches. El estadio fue una caldera que llevó al equipo en volandas. Jorge Valdano presentó el siguiente once: Buyo; Quique Flores, Hierro, Sanchís (c) Lasa; Milla, Luis Enrique, Amavisca, Laudrup; Raúl y Zamorano saltaron al terreno de juego con la idea de asestar al Barcelona un golpe casi definitivo, a pesar de que la Liga no había llegado ni al ecuador. Y vaya si lo lograron.

La presión es asfixiante los primeros minutos. Los azulgrana, con Guardiola al mando de las operaciones en medio campo, son incapaces de dar tres pases seguidos. En el minuto cinco Laudrup lleva a cabo una conducción desde medio campo y filtra un balón a Raúl que intercepta Abelardo y va a parar a Zamorano, quien descerraja un zambombazo a la escuadra de la portería defendida por Busquets con su pierna izquierda para poner el 1-0 en el luminoso. El estadio es un clamor y el equipo no baja el pistón. En el minuto nueve un claro penalti de Abelardo sobre Luis Enrique se va al limbo. Los pupilos de Valdano ganan todos los balones divididos y el Dream Team es un guiñapo a merced del Real Madrid.

Zamorano ganando un balón por alto a Guardiola durante el partido. Imagen Marca

Triplete de Zamorano

En el minuto 21 el dominio local se materializa en el 2-0, obra otra vez de Zamorano, a pase esta vez de Amavisca. La superioridad es tan aplastante que el madridismo empieza a pensar en devolver la manita del año anterior en el Camp Nou. Cinco minutos después Raúl tiene el tercero en sus botas en un balón franco que le cede Zamorano en boca de gol. Pero el tercer gol no se hace esperar. A seis minutos del descanso Laudrup, hiper motivado ante sus excompañeros, le roba la cartera a Bakero en el área y pone un balón al corazón del área pequeña que Zamorano sólo tiene que empujar para marcar su tercer tanto de la noche y el decimoséptimo en la Liga.

Los blaugranas son un juguete roto y están en la lona al borde del KO. Stoichkov, en el minuto 44, se auto expulsa en una fea acción en la que clava lo tacos a Quique Sánchez Flores en la rodilla.

El madridismo está de fiesta, quiere la manita y el equipo de Valdano tira de cabeza fría para sellar la venganza. El genial brasileño Romario, peleado con Cruyff desde el verano al tomarse varios días extra de vacaciones tras el mundial sin permiso del club, entra en sustitución de Bakero, y Nadal por Guardiola. El ritmo de juego es más lento.

Portada del diario As del 8 de enero de 1995

Cinco que pudieron ser más

En el minuto 68 Martín Vázquez, que había entrado en sustitución de Raúl, pone un certero balón a Zamorano desde la derecha tras una bella acción personal que el chileno remata al palo, recogiendo Luis Enrique el rechace para hacer el 4-0. En las gradas hay pañuelos y gritos de «!otro, otro!«.

El 5-0 no se hace esperar. Dos minutos después el cántabro José Emilio Amavisca certifica la manita a pase de Zamorano, el jugador el partido. Desde la temporada 1953-1954 no se veía un resultado similar ante el eterno rival en Chamartín. Los de Valdano se repliegan, aunque en ningún momento pierden el control del partido. Parece que el 5-0 les vale, aunque la sensación es de poder meter más. El madridismo, aquella noche, se quitó de encima los fantasmas de Tenerife y pisó el acelerador para lograr la 26ª Liga de su historia que le otorgó el billete para volver, cuatro años después, a la máxima competición continental. Un regalo de Reyes que todavía se recuerda.

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