18 de enero de 2025
Autor:
Emilio Gracia
La irrupción de Raúl Asencio es, hasta la fecha, la mejor noticia del Real Madrid llegados al ecuador de la temporada. El central formado en la Fábrica ha entrado en el primer equipo con el pie derecho y, por su desparpajo y buen hacer, parece en la senda de históricos defensores blancos formados en la casa como Nacho Fernández, Goyo Benito, Miguel Porlán Chendo o José Antonio Camacho, puro ADN blanco. Con un puñado de partidos en primera división Asencio ha demostrado que no le pesa la camiseta y tiene carácter para dar y tomar.
Su partido de Copa contra el Celta fue de los que marcan carreras. Dentro del tono gris de los de Ancelotti dio una clase magistral de rapidez, colocación, anticipación y facilidad para salir al corte con contundencia en un Bernabéu que coreó su nombre en varias ocasiones.
Estaba dibujando un partido perfecto cuando un exceso de fogosidad hizo que cometiese un pecado de juventud y no midiese bien una entrada dentro del área que debió ahorrarse. El penalti transformado por Marcos Alonso no hizo mella en un tipo con una personalidad de acero. Durante la prórroga y como si no hubiese pasado nada, siguió a lo suyo y dio seguridad con su rapidez a un equipo lanzado al ataque. Un futbolista con sus cualidades no tiene precio.
Por último , hay que sumar su fuerza de guerrero y sentido del compañerismo que demostró en las semifinales de la Supercopa de España cuando puso en su sitio a varios jugadores del Mallorca capitaneados en el macarrismo por Maffeo. Además, el chico ha llegado para quedarse y, ahora mismo, es junto a Rudiger el mejor defensa de la plantilla. Insistir en colocar a Tchouameni en el centro de la zaga con Asencio demostrando que no le pesa la titularidad es un error en el que Ancelotti no debería seguir cayendo. La baja de Camavinga durante las próxima tres semanas devolverá a Arélien al medio centro y dará la titularidad al canterano, que seguirá sumando partidos para comenzar a construir una carrera que apunta muy alto.